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lunes, 1 de septiembre de 2014

¿Romántico o acosador?

Anoche, viendo el club de la comedia, la monologuista hizo un comentario que yo hacía bastante tiempo que había pensado, de hecho alguna de mis amigas me habrá escuchado hacer la reflexión... aunque, por supuesto, lo ha tomado como un chiste cuando lo digo completamente en serio.

La cuestión es la siguiente: estamos empachadas de comedias románticas súper inverosímiles y deseamos que a nosotras nos pase lo mismo que a las protagonistas, que todo surja de manera tan deliciosamente espontánea y si me apuras, que suene la banda sonora empalagosa mientras llueve en el crepúsculo de un dorado otoño en Central Park al tiempo que Bradley Cooper te declara su amor y te besa apasionadamente. Pero no va a pasar, cuanto antes nos mentalicemos, mejor. Sin embargo, eso está grabado a fuego en nuestro interior y nunca perdemos del todo la esperanza de que, aunque el tío en cuestión no sea Bradley Cooper, podremos vivir algo parecido alguna vez.

No obstante, hay algo en las comedias románticas que es determinante: que el tío está buenísimo. A ver si me explico. Si Bradley Cooper o cualquier otro(insertar aquí a nuestro más oscuro objeto de deseo) se choca contra nosotras a la salida del súper y, tras quedarse embelesado mirando nuestro rostro de contrariedad, se dedica a hacerse el encontradizo con nosotras, investiga sobre nuestros gustos y nuestra vida para poder comprendernos y que nos fijemos en él, si nos manda ramos con nuestras flores favoritas, nos regala el cuento que leíamos en nuestra infancia y a altas horas de la madrugada nos manda mensajitos diciendo que está pensando en nosotras, eso es la caña de romántico. Pero ahora imaginaros la misma situación con Jack Nicholson como protagonista, ¿a que la cosa cambia? es que la banda sonora deja de ser de violines y se convierte en la de El Exorcista.

Lo que con un hombre que nos gusta es algo increíblemente romántico, con otro que no nos gusta nada se transforma en una pesadilla. El bohemio romántico se convierte en un psicópata. ¿O hay algo que nos agobie más que recibir insistentes whatsapp a deshora (y a horas normales también) por parte de un tío que no nos gusta y al que se le ven las intenciones? pasa de sernos más o menos indiferente a resultar cargante y generarnos sensación de verdadero acoso, yo llegué a cambiar el sonido de aviso de los whatsapp porque ya lo asociaba con el indivíduo en cuestión y me generaba ansiedad escucharlo (esto es verdad). Pero como los mensajitos nos los mande un tío buenísimo y que nos guste... no nos separamos del móvil ni para ducharnos.

¿Cual es la conclusión de todo ésto? que la diferencia entre un hombre romántico y un acosador la marca el hecho de que a nosotras nos guste o no. Como dice el refrán: todo depende del color del cristal con que se mire.

Pues hala chicas, a pensar, y chicos... pensadlo también.

Con cariño: Mercedes

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