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domingo, 31 de agosto de 2014

¡Gracias por la acogida!

No puedo dejar pasar un día más sin dar las gracias a todos por la gran acogida que habéis dado al blog... ¡35 visitas en un día! yo no sé si es normal pero el caso es que estoy súper venida arriba.

El hecho de venirme arriba de esta manera es un arma de doble filo: hace que tenga un montón de ganas de seguir y de compartir mi particular visión de la vida con vosotros pero por otro lado, mi parte más temeraria e irreflexiva habló anoche con Sara y Esther (una abogada, por cierto) e hizo que me aventurase a asumir retos personales si lograba un número determinado de visitas en un tiempo aún sin determinar y la euforia habló por mí... no voy a revelar algunas de las ideas surgidas pero me temo que mi querida Sara no va a permitir que se me olvide el compromiso, y además tiene abogada (un saludito Esther, me caes genial, eres estupenda). Más adelante habrá más información.

El caso es que tenéis Mercedes para rato, la cabeza me bulle como una olla a presión y este mundo hostil y sus curiosos habitantes hacen el resto. Sigo trabajando... como muestra que hoy he añadido la descripción del blog, si vosotros también la veis en negro, o mejor dicho, no la veis, es una muestra más de que todo en este mundo conspira contra mí con el fin de volverme loca, porque he pasado un rato intentando solucionarlo y al final, por la integridad de mi portátil, he tenido que dejarlo para mañana.

Seguiremos en contacto y, de nuevo, muchas gracias.

Con cariño: Mercedes

sábado, 30 de agosto de 2014

Hazte un blog, dijeron. Será divertido, dijeron....

He decidido que voy a dejar de beber cerveza, porque después de un par de ellas con mi amiga Sara la otra noche, acabé tomando la decisión de hacerme un blog. Ella me dio la idea, me ofreció su ayuda y yo, convencida de que era la mejor idea que había tenido en los últimos meses, acepté.


   El día siguiente se me ocurrió pedir opiniones al respecto en Facebook y la acogida fue espectacular, reclamaban un blog ya, muy de mi estilo: irónico, divertido, con ese humor tan ácido (casi corrosivo) que me caracteriza, especialmente cuando estoy enfadada (cosa que ocurre no tan a menudo como muchos se creen pero más de lo que me gustaría). Pues dicho y hecho: aquí estoy, con Sara a mi izquierda y estrenando esta maravillosamente democrática manera de verter opiniones al mundo con total impunidad. La cosa parecía de lo más sencilla, al menos eso me aseguró Sara (a la que mando un... afectuoso saludo desde aquí): "lo primero es encontrar un nombre", "qué facil, ¿no?" pensé yo. Después de diecisiete intentos de nombre ya cogidos (incluso con puntos y guiones bajos), acabamos por dar con éste que todavía tiene que ganarse mi afecto y confianza si quiere quedarse, soy una mujer difícil de complacer.


   El caso es que yo, toda inocente, pensaba que ya estaba hecho lo más difícil pero no: primero Sara se pone a explicarme el tema de las pestañas, las etiquetas, los enlaces y una serie de cosas más que si me las hubiera explicado en klingon las habría entendido igual. Después de decirle que sí, que lo había entendido todo (ya la llamaré), llegó mi parte favorita: ¡la decoración! empezó como algo inocente, que si morado, que si unas flores por aquí... pero pronto se convirtió en un infierno interminable de columnas con fondo transparente, letra que no se ve (ventajas de elegir un fondo negro), fuentes, tamaños, más columnas.......... AAAAAARG!!! Bueno, el caso es que, por fin y con la socorrida frase de "ya lo iré cambiando más adelante", le doy guardar a todo y ¡voilá!, el blog está listo. "Tienes que hacer tu primera entrada", "¿¡ahora!?", "¡claro! ¿para cuándo piensas dejarlo?". Pues para no parecer más vaga de lo que soy en realidad, me pongo a ello y.... ¡oh! ¡sorpresa, sorpresa!, la dichosa paginita no me deja escribir. Yo reaccioné con la serenidad y coherencia que me caracteriza: haciendo clic en el ratón 317 veces muy rápido, golpeándolo contra la mesa y, finalmente, gritándole a Sara, cosa que creo que fue determinante para que el ordenador viera con quién se jugaba los cuartos y, finalmente me dejara escribir... en HTML, pero ya lo dijo Billy Wilder: "nadie es perfecto".


   Todo esto ¿para qué?, pues para que sepáis los que me animásteis a crear esta humilde ventanita al mundo desde la que lanzar mis reflexiones, que por vuestra culpa voy a perder la salud o a tirar el portátil por la ventana, todavía no lo he decidido. Mientras ocurre una de estas dos cosas, espero de todo corazón que os divirtáis y no dejéis de leerme.


   Con mucho cariño: Mercedes