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viernes, 31 de octubre de 2014

La fiesta de los Santos y los cementerios

   Soy una asidua visitante del cementerio, por varias razones: la primera es que suelo ir a misa a la capilla de allí, me gusta mucho el sacerdote que la dice y los habituales ya somos como una pequeña familia; la segunda es que, después de la misa, me acerco a ver a los que tengo allí enterrados, que son unos cuantos y muy importantes para mí, me gusta hacerles una visita periódicamente; la tercera es que, aunque habrá quien definitivamente me tache de loca después de esta afirmación, me gusta mucho pasear entre las sepulturas, no por nada raro ni siniestro, sino porque me da mucha paz, se respira tranquilidad, sólo se escucha a los pájaros y los propios pasos, me encanta ver a las decenas de gatos que allí viven enroscados a los pies de los cipreses, también me gusta ese aire melancólico y romántico que desprenden los cementerios en general y el de Toledo en particular.

   Toda esta paz dura 358 días al año, porque la semana de la festividad de Todos los Santos y Todos los Fieles Difuntos, la paz y tranquilidad que se suele respirar en el cementerio, se ve sustituida por riadas humanas que van a cumplir con la muy española tradición de fregar las sepulturas y llenarlas de flores nuevas. Como yo soy muy tradicional, cumplo puntualmente con esta tradición y me desplazo al cementerio con mi madre, pertrechadas con cubos, trapos, escoba y cepillo de raíces para rascar el granito a conciencia... y como mi madre es muy cuidadosa, también lleva guantes para no estropearnos las uñas y (atención a esto) sendos delantales de flores para no mancharnos en exceso, la pinta que tenemos es bastante chocante, uno no espera ver en el cementerio a una mujer con guantes de goma y delantal de flores. Este año, además, me he comido yo todo el trabajo de frotar con el cepillo de raíces las sepulturas familiares, vamos que he dejado el granito más pulido que cuando las acababan de poner, eso sí, se me quedaron los brazos destrozaditos.

   Luego está la otra parte: reponer las flores y llevar nuevas. Desde que se inventaron las flores de tela, las sepulturas de nuestros seres queridos pueden lucir adornadas todo el año sin problemas, pero desde hace unos años han surgido unos seres malignos que han pervertido esta tradición y la han convertido en algo grotesco y abyecto, me refiero a las tiendas de los chinos donde, yo también debo incluirme, acudimos a comprar las flores de tela porque son más baratas y, al fin y al cabo, tampoco están tan mal... pero es al ver los colores y diseños de las flores, tanto sueltas como en centros o cruces, cuando nos damos cuenta de que el mal existe y está entre nosotros. ¡¡¡Cosas más feas y chillonas!!! verdad es que para gustos se hicieron los colores, pero ¿de verdad a alguien le gustan las flores fosforescentes? porque yo creo que la leyenda de los fuegos fatuos empezó por los brillos y reflejos multicolor de estas flores de los chinos, que se ven en la oscuridad... deben estar hechas con chalecos reflectantes reciclados, hoy he mirado directamente unas flores amarillas y casi se me caen las retinas... incluso. después de salir, caminando por el exterior junto al muro, en un punto más bajo hemos visto con profunda consternación (insisto: desde la calle) una sepultura adornada con unas rosas de tela color naranja chillón, ¡¡llamaba tanto la atención como la sirena de una ambulancia!!. Si, cuando me muera, mi familia me pone ese tipo de flores, me aparezco por las noches a aterrorizarles.

   En cuanto a la afluencia de público, esta semana da gusto pasear por el cementerio, parece la calle Alfileritos la víspera del Corpus: está lleno de gente que limpia, lleva flores o, simplemente, pasea para visitar a sus familiares fallecidos en su horizontal ubicación; el aire huele de maravilla porque no hay sepultura sin flores, muchísimas de tela, algunas preciosas y otras chillonas y desagradables, y un montón de centros, ramos y coronas de flores naturales carísimas y muy bonitas... total es solo una vez al año. 

   Pero lo que esta semana es un lugar que transmite paz, belleza, limpieza (mármol y granito recién lavado en románticas esculturas) y romanticismo, dentro de quince días se convertirá en un decorado de peli de Tim Burton: las flores frescas se habrán secado, marchitado y vuelto negras porque nadie habrá ido a regar las que vienen en tiestos ni a retirar los ramos y centros, las arañas habrán vuelto a comenzar sus telas en las cruces y ángeles de piedra, volverá a estar tan solitario como el resto del año y yo volveré a ver a los gatos campando a sus anchas entre las sepulturas polvorientas y a escuchar sólo los pájaros y mis pasos... ¡¡ME ENCANTA!!

   Feliz día de Todos los Santos.

   Con cariño: Mercedes

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