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lunes, 17 de noviembre de 2014

Y me fui a ver el Pressing Catch

   El pasado jueves 13 de Noviembre me fui a Madrid a ver el espectáculo de la World Wrestling Entertainment, más conocida como WWE o Pressing Catch para los que se quedaron en los 90. Era el único espectáculo en España durante su gira europea y, por supuesto, yo estuve allí.

   La gran mayoría de mis conocidos y parientes ya eran conocedores de, como ellos lo llaman, esa afición mía tan peculiar, pero les sorprendió sobremanera el hecho de que me fuera a verlo en vivo y en directo. ¿Por qué?, ¿acaso a la gente le extraña que un aficionado al fútbol vaya al estadio a ver algún que otro partido de vez en cuando?, ¿o que alguien a quien le gusta la música saque entradas para un concierto?... no, ¿verdad? pues no sé por qué tanta sorpresa cuando saco entradas para el único espectáculo de la WWE en nuestro país que se celebra desde hace no sé cuántos años y que vete a saber cuándo se volverá a celebrar otro, y más teniendo en cuenta que se celebraba a 70km de mi casa. Es el segundo año consecutivo que me saco el abono para el ciclo de teatro clásico, he ido a ver el ballet de Julio Bocca, voy a Madrid a ver teatro contemporáneo y musicales con relativa frecuencia (menos de lo que me gustaría), cuando hay exposiciones (gratuitas o no) que me parecen interesantes voy a verlas... y a nadie le extraña, pero lo del Pressing a todo el mundo le sorprende, a la mayoría les hace mucha gracia, dicen que no me pega nada (¿qué concepto del aficionado al wrestling tiene el personal?¿cuál debería ser su apariencia o nivel cultural?) e incluso me han llegado a decir que pierdo mucho como persona... por supuesto este último comentario es en broma y como tal me lo tomé.

   Pero la cuestión de los tópicos, dudas frecuentes, orígenes de mi afición y razones por las que disfruto como una enana con el Pressing, las dejo para otro post. Mi intención hoy es la de contar, un poco por encima, algunos detalles y anécdotas del jueves.

   Llevaba anunciado desde principios de verano, primero en internet y luego por la tele (en Neox, que es la cadena que lo emite); aquí es donde empiezan las tribulaciones del aficionado al wrestling: ¿pero quienes vienen? porque, dada la naturaleza del trabajo de estos hombretones, no pueden informar del cartel completo porque nunca se sabe quién se puede lesionar ni tampoco deben revelar líneas argumentales futuras (sí amigos, el Pressing tiene argumento); y el caso es que barato, lo que se dice barato, no es, porque claro, hay entradas por 16 euros pero son de las que tienes el foco dándote en la coronilla y como que no compensa. Acabando el verano, y anunciando en el cartel a dos de mis luchadores favoritos (tengo así como quince), decidí que era una vez en la vida y había que ir. Desde el primer momento conté con mi madre, gran aficionada y la responsable de que me guste tanto, también mi gran amiga Sara se apuntó al carro y, para poder beneficiarnos del pack familiar (y porque los quiero con locura y sé que les encanta) también vinieron mis primos Gonzalo y Álvaro... además, si alguien nos hubiera mirado raro, podríamos decir con una sonrisa llena de paciencia "¡los niños!, qué gustos más raros tienen". El día que finalmente compré las entradas y las hube imprimido.... ¡¡casi me da un ataque!! ya era un hecho.

   Y el día llegó, y cuando llegamos al palacio de Vistalegre con hora y media de antelación, nos llenó de espanto ver que la cola del acceso que nos correspondía daba la vuelta a dos manzanas, nos tocó correr para alcanzar el final (afortunadamente aquello iba bastante rápido) y en ese recorrido comprobamos que la mitad eran niños de distintas edades, que muchísima gente (niños, jóvenes y adultos) iban caracterizados de algún personaje, algunos muuuuy bien, y muchísimos llevaban carteles en los que abundaba el consabido "-nombre de estrella de turno- Welcome to Spain". Lugar privilegiado en el ringside tuvieron bastantes niños en sillas de ruedas con sus familias, el detalle más tierno de la velada, estos niños suelen ser tratados de forma especial y conocen a sus héroes personalmente antes del espectáculo.

   Una vez dentro, lo primero ir al servicio (de cinco, tres éramos mujeres y ya se sabe), luego acercarnos al puesto de merchandising con el claro objetivo de adquirir algún producto oficial aun a sabiendas de que el precio iba a estar un pelín hinchado... pero cuando nos enteramos que las camisetas y las gorras costaban 30 euros y que una pulsera costaba 15 euros, me empezaron a parecer hasta horteras, ¡fíjate qué cosa! y me alejé de allí no sin mirar con cierta melancolía una máscara de oveja que lleva Eric Rowan, uno de los malos que más mal rollo dan............ ¡¡y ahora no me vengáis con que no os esperabais que me gustara un malo!!. De ahí al puesto de perritos calientes (¿cómo podía faltar algo tan americano en un espectáculo típicamente americano?), allí entablé conversación con una pareja que me dijeron que venían de Nueva Zelanda, estaban de viaje por aquí y aprovecharon, ¡muy salaos ellos!. De pronto se empezó a escuchar una música retumbando en el interior y gritos, muchos gritos, ¡había que entrar de inmediato! el ambiente se estaba calentando por momentos y sólo nos separaba de empezar a disfrutar la cola del puesto de refrescos, el mecanismo es el siguiente: haces una cola para pagar y que te den un ticket con el que te vas a una segunda cola, esa sí, para recibir tu bebida, pero el chico que despachaba las bebidas parecía de cámara oculta, se movía con una lentitud absolutamente pasmosa teniendo en cuenta que era un lozano mozo de veintipocos años, parecía que, más que Pepsi, lo que estaba sirviendo era nitroglicerina... ¡me daban unas ganas de practicar con él algunas de las llaves que íbamos a ver luego!. Pero el chaval nos atendió, le llevó su tiempo, nos acabamos los perritos antes, pero nos atendió y procedimos a entrar.
   Ni que decir que, a medida que se iba llenando el recinto, el ambiente iba a más, allí todos nos poníamos cada vez más nerviosos, pero a los que más se les notaba era a los niños más pequeños que acompañaban sus nervios con agudos grititos que traspasaban la cabeza como clavos... y ya he mencionado que había muchos niños, nosotros teníamos a tres detrás que no pasaban de los 8 años y que hablaban en unos términos que habrían avergonzado a un camionero, las madres que estaban al lado ni se inmutaban. En algunos momentos resultaba tierna su manera de animar: "¡ánimo campeón!", "¡vamos grandullón!, ¡no te dejes ganar!", "¡eres el mejor!".... lo cual hizo aun más turbador el hecho de escuchar a esas dulcísimas y voces infantiles gritando con toda su alma: "¡¡¡RÓMPELE LA CABEZA CONTRA LA MESAAAAAAA!!!".

   Durante la espera se pusieron vídeos de las estrellas de la WWE y también música, sin duda uno de los momentos más desconcertantes de la tarde fue cuando de pronto se escucha "dame veneno que quiero morir, dame veneeeeenoooooooooo....." de los Chunguitos...... ¡oye! ¡¡y que la pusieron entera!!, la cosa nos hizo un montón de gracia y Sara y yo nos pusimos a cantarla y bailarla allí mismo sin dejar de preguntarnos qué porras pintaban los Chunguitos en los previos de un espectáculo de lucha libre internacional.

   Con media hora de retraso, se apagaron las luces y salió al ring Lilian García, presentadora oficial de la WWE de origen hispano que se encargó de hacernos las presentaciones y comentarios propios... pero no de traducir lo que algunos luchadores decían cuando cogían el micro y se dirigían al público, que se hubiera agradecido porque, aunque una tiene un nivel (o eso pone en mi currículum), el escándalo y la mala megafonía me impedía enterarme más que de palabras sueltas. Aunque si el momento Chunguitos ya nos dejó pillados, el desconcierto culminó cuando Lilian García nos dice que ella vivió 8 años en España y que quería celebrar su regreso cantando todos juntos.... ¡¡y se arranca con Que Viva España a capella con estrofa y todo!! ¿qué hacer ante semejante situación? pues cantar y darlo todo como la que más. A la pobre Lilian le traicionaba el idioma de vez en cuando y tuvo su momento estrella cuando, para anunciar un combate de parejas entre las Divas (las luchadoras femeninas) anunció que habría un combate de pajeras... terminado el combate volvió a subir al ring muerta de risa y se disculpó por su error del que alguien le había informado.

   En conjunto, resultó espectacular ver a las grandes estrellas de la WWE, y cuando digo grandes, en la mayoría de los casos es literal... ¡¡¡menudos bicharracos!!!, ¡como para llevarles la contraria!. Cuando salió el primero, que en este caso fue Sheamus, el guerrero celta (o míster harina según los comentaristas españoles por lo blanquito que es), no me podía creer lo que veía ¡¡qué tamaño!!, a mi lado mi madre exclamó: "¡tiene los muslos como dos pilonos!", que cada muslo era como mi cintura de ancho, y el asombro iba a más a medida que iban saliendo luchadores, algunos por lo enormes que eran, otros por lo anchísimos, la mayoría por los cuerpos tan espectaculares... porque si algo caracteriza al wrestling es la cantidad de carne que queda al descubierto, eso y los calzoncillitos que por más tortazos que se peguen, más revolcones que se lleven, más saltos, patadas o estirones por parte del contrario que sufra el luchador de turno, ¡jamás se mueve un ápice!, mi madre tiene la teoría de que los fabrican ingenieros de la NASA, porque si no, no hay quien se lo explique
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   Genial el momento en que salió The Miz, el hombre que no tiene abuela, con Damien Sandow haciendo de su doble en plan payasete e imitando cada movimiento suyo; por lo menos, The Miz se dirigió a nosotros en español, un poco en plan Tarzán, pero se agradece que se esfuercen en llegar al público, solo que (como es el antipático de la WWE) se estrenó gritando ¡viva Barcelona! y de ahí en adelante siguió picando al personal, salieron los contrarios (los buenos) hablando también en español y aquello se convirtió en un pseudo circo en el que cada vez que Miz hacía un movimiento era abucheado y los contrarios le daban a él en las narices siendo vitoreados con cada movimiento... fue francamente divertido, ahí es cuando uno se da cuenta de lo mucho que tienen de actores los wrestlers y cuánto interactuan con el público.

   El combate estelar quedó para el final: el héroe americano por excelencia John Cena contra el traidor de la WWE Seth Rollins, Mr Money in the Bank, este último era abucheado constantemente, él ponía cara de no entender por qué e incluso replicaba al público; claro que cuando salió John Cena el recinto se venía abajo. Fue una lucha callejera, es decir, no hay eliminación y se puede usar cualquier objeto para agredir al contrincante, de hecho se usaron sillas, escaleras y John Cena partió dos mesas de madera... bueno, de aglomerado, pero mesas al fin y al cabo, las partió con la espalda de Seth Rollins; resultó espectacular y muy emocionante, incluso Seth Rollins en mitad del combate cogió el micro para increparnos por abuchearle y animar a John Cena, pero por supuesto, al final ganó el héroe Cena.

   En la WWE está muy definido quienes son buenos y quienes son malos, de hecho los malos se suelen comportar de forma cobarde, hacen trampas y, aunque de vez en cuando se salen con la suya, acaban por recibir su merecido. Pero yo no soy un niño y, aunque me meto en las historias como el que más, con lo que disfruto por encima de todo es con la lucha, el espectáculo en su conjunto, valoro a los wrestlers como profesionales por encima de sus personajes, y es por eso que entre mis favoritos se encuentran varios de los malos... claro que eso desconcertaba a los niños que nos rodeaban porque yo los aplaudía a todos, cuando salían y durante los combates, el niño de delante se giraba extrañado porque yo aplaudía y gritaba cada vez que había un buen golpe o movimiento, lo efectuara el bueno o el malo, seguro que pensaba "pero ¿con quién demonios irá esta?"..... el amor es complicado, ya te enterarás cuando seas mayor.

   Dos horas y media después, se encendieron las luces y comenzamos a salir, fuimos a cenar algo a un bar en frente y estábamos los cinco como si hubiéramos peleado nosotros... ¡derrengados!, con la voz como Sabina de lo que nos habíamos desgañitado a base de animar y abuchear, con la mirada perdida, la tosta de salmón convertida en una almohada ante mis ojos. Hicimos el viaje a Toledo en silencio la mayor parte del tiempo, de hecho mis primos se durmieron en el coche, y a la mañana siguiente mi madre y yo estábamos como de resaca......... ¡¡pero muuuuy contentas!!.

   Una de las mejores experiencias de mi vida, sin lugar a dudas, la disfruté como una loca, me metí en el ambientazo de lleno, lo dí todo, estuve a unos cuantos metros de muchos atletas a los que sigo y admiro, presencié en directo un espectáculo que no se parece a ningún otro que haya visto jamás y todo esto lo hice en compañía de algunas de las personas a las que más quiero... ¿Cuándo vuelven? ¡¡¡¡yo me apunto!!!!.

   Con cariño: Mercedes



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