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lunes, 3 de noviembre de 2014

Relatos salvajes

   Ayer fui al cine a ver esta genial película. Me apetecía mucho verla pero ya me terminó de animar el hecho de que mi amiga Laura (un saludito nena) me escribiera para decirme que, viéndola, se había acordado mucho de mí y que me recomendaba encarecidamente que fuese a verla... una vez vista la peli, me alarmó un poco (teniendo en cuenta la violencia con que se desarrollan los acontecimientos) que alguien que me conoce se acuerde muchísimo de mí al verla, pero no estuvo desencaminada... sencillamente ¡¡me encantó!!, eso sí, no se la recomiendo a almas cándidas, estómagos sensibles ni románticos empedernidos, vosotros no lo entenderíais.

   
   Se trata de una serie de relatos, en apariencia sin relación alguna entre ellos, que sin embargo tienen un denominador común: todas las historias suponen una reacción desmesurada a un abuso reiterado por parte de alguien que se cree más fuerte hacia otro que aguanta en silencio hasta el infinito... pero no más allá, porque hay algo que, de pronto, hace saltar la chispa y provoca una reacción violenta y desproporcionada que a todo el mundo sorprende. Eso sí, al más puro estilo argentino, tan controvertida película está tratada con un sentido del humor muy sutil y muuuuy negro, negro-zaíno-medianoche-sin-luna-sobaco-de-grillo... pero la sala se partía de la risa, y yo la que más.

   Uno de los motivos por los que me ha encantado esta película, es que yo misma me he sentido muchas veces llevada al límite de mi paciencia que, aunque hay quien cree que no tengo, me rebosa por los poros... en caso contrario, hace años que habría salido en los periódicos, y no en los ecos de sociedad precisamente. Y es que hay muchas cosas, muchísimas, que me ponen (como diría mi abuelo) a dos dedos de la locura: no sé vosotros pero cada vez que voy a un centro comercial, supermercado o gran superficie con un parking cuyas líneas están bien claritas, blanquitas y delimitadas, y me encuentro un coche... o vehículo de cuatro ruedas en general (porque como ahora se ha puesto de moda comprar todoterrenos y pseudo-camiones para andar por Toledo o ir a Bargas), ocupando un sitio y medio o, mejor todavía, atravesado entre dos sitios en diagonal, ¡con un par!.... me entran unas ganas de sacar las llaves y dar un par de vueltecitas al coche mientras lo rayo con saña y remato con sendas patadas a los faros delanteros; porque conozco a quien lo hace siempre, aparcar en dos sitios, no destrozar coches ajenos, y lo hacen a propósito para que no les aparquen cerca y les rayen el coche... ¡¡pues toma dos tazas!! y el día que me haga con un bate de baseball, me lo echo a la guantera y ¡a hacer justicia!.


   Luego está una de las cosas que más odio en la vida: la ORA y sus controladores. Porque vale que son simples trabajadores, pero como dice Ricardo Darín en la película, "quien trabaja para delincuentes, se convierte a su vez en un delincuente", lo siento si algún cobrador de la ORA lo lee y se siente ofendido... ¡¡pero más ofendido se siente mi bolsillo después de años de pagar por aparcar en la calle!!, ¡¡por tener que buscar un parkímetro y pagar 20 minutos cuando sólo voy a tardar diez porque voy a la farmacia a por paracetamol, pero 20 minutos es el mínimo!!, ¡¡¡que yo ya pago mi impuesto de circulación para sacar el coche a la calle, la gasolina a precio de oro, mi garaje y la tarjeta de residente en Toledo para pagar el minuto a un céntimo menos que sin ella!!!... este abuso se solucionaría si la inocente ciudadanía se pusiera de acuerdo y en toda la ciudad, el mismo día a la misma hora, reventáramos todos los parkímetros a la vez, a ver cuánto tardan en reponerlos y, una vez repuestos todos, ¡repetimos!... a ver quién se cansa antes, si nosotros de reventar parkímetros o ellos de reponerlos. Insisto, necesito un bate de baseball.

   Y es que no sólo me dan ganas de matar las cosas relacionadas con el coche, también los pequeños detalles molestos del día a día: alguien que en el cine no para de consultar el móvil y conversar por el whatsapp, ¿para qué vas al cine? ¿tan importante es que no puede esperar dos horas? ¿se muere alguien si esperas a mandar el emoticono sorprendido hasta que acabe la película? porque el cine está oscuro y los móviles tienen luz, mucha luz, una luz cegadora y muy molesta que, los inocentes espectadores, vemos por el rabillo del ojo, aunque no queramos, y nos impide disfrutar de la película... así como los comentarios a voz en cuello, ¡¡que no me importa!! ya me hago yo mis propios comentarios, si eso. Igual que cuando quedo con algún amigo y se pone a escribirse con alguien mientras yo continúo con la conversación fingiendo que no me importa... pero es que no comprueba y lo deja, ni contesta al recado y punto, ¡es que se pone de conversación! y ya cuando se da cuenta de que me he callado, me mira y le digo "como no guardes el móvil ya mismo, me levanto, me voy y ya hablamos por whatsapp, que parece que me vas a hacer más caso" entonces soy una borde y tengo mal carácter... si tuviera mal carácter habría hecho lo que llevo deseando un rato: arrancarte el móvil de las manos y estrellarlo contra la pared... o reventarlo a golpes con el bate de baseball que llevo en la guantera... pero hay que ser pacientes y civilizados. ¿Y cuando en el teatro alguien se pone a toser como si fuese a echar los pulmones por la boca? pobre, bastante mal se nota que lo pasa, pero es que el otro día, el que tosía se estuvo haciéndolo más de diez minutos sin parar y sólo se decidió a salir de la sala a beber agua o toser a gusto en el descansillo, cuando medio patio de butacas se giró y le lanzó unas miradas que fijo le debieron acortar sensiblemente la vida... aunque no tanto como el bate de baseball de la guantera de mi coche.

   Me dan muchas ganas de matar un montón de cosas: los anglicismos sin ton ni son, la gente que pasa de quedar a tomar unas cañas conmigo pero me sigue en todito lo que pongo en facebook ¡y algunos ni me saludan por la calle!, los adolescentes que gritan por la calle cuando van en grupo, sólo superado por los adultos que gritan por la calle cuando van en grupo como si fueran adolescentes... la gente escandalosa en general, que la tecnología esté sustituyendo el contacto humano y la imaginación, el ansia de protagonismo, Gran Hermano, los que no tienen mi vida y mi tiempo en consideración a la hora de quedar y sólo quieren que sea yo quien me adapte, los que me miran con cara de pena o "esta tiene algo muy malo" cuando digo que no tengo novio y que tampoco me importa no tenerlo, la música electrónica y el reaggeton (¿¿cómo se le puede llamar música a eso??), la gente que manda whatsapp a las 7'30h de la mañana y los que no paran de mandar fotos y vídeos indiscriminadamente, las cadenas vía mail, facebook o whatsapp (que sepáis que si me mandáis alguna, seréis responsables de mi desgracia, porque no reenvío ni una sola), la doble moral, que cuando me encuentro con alguien en el súper me pregunte sorprendido "pero ¿qué haces aquí?" "cazar elefantes, no te j***", los que no paran de poner enlaces políticos en facebook (ya sabemos de qué pie cojeas, no sigas insistiendo), que se me cuelgue internet, que no entiendan mis sarcasmos y crean que hablo en serio, la tele-basura, la falta de profesionalidad, que el libro más leído en lo que va de década sea la trilogía de "Cincuenta Sombras", los que dicen "yo es que soy muy sincero" para ofender o faltar al respeto a alguien (sinceridad no está discutida con educación), las teleoperadoras que llaman a la hora de la siesta, los niños tiranos y maleducados, que no se hable con propiedad y, si yo lo hago, se rían de mí y me llamen sabihonda, los egoístas, que gane más dinero quien no sabe hacer la o con un canuto pero sale en un reality contando con quién se ha acostado o que es hijo de celebrity que alguien con una carrera universitaria, que a los famosos se les llame celebrities, la horterada del bilingüismo, la portada de los periódicos el día 23 de Diciembre con los ganadores de la lotería bebiendo champán, las espinas de los pescados, los abusones, que la gente no se exprese cuando habla y acabe por decir "pero ¿a que me has entendido? ¡pues ya está!", el doble rasero, que se recurra al insulto para defender una idea porque no se tienen argumentos, que las dependientas de las tiendas de ropa me llamen cari (¿cuándo he comido yo con usted para tomarse semejantes confianzas?), el feminismo agresivo que pretende convertir a las mujeres en hombres, las moscas, el postureo, las injusticias, las señoras mayores que se cuelan a codazo limpio, los que no saben de nada pero hablan de todo y, encima, sientan cátedra, que alguien a quien no veo hace años de pronto me invite a su boda, los prepotentes que se sienten en posesión de la verdad absoluta, los cortes publicitarios en la tele en mitad de una frase............... No hay bates de baseball bastantes en el mundo para hacerlo un lugar habitable para la gente de bien.

   En fin, podría seguir así dos horas más, y es que hay muchas cosas que despiertan en mí ese instinto violento y vengativo que clama porque le dé rienda suelta, pero podéis estar tranquilos, por el momento no pasaré a engrosar las listas de los psicópatas más brutales porque, a pesar de todo, soy pacífica, se me va la fuerza por la boca y porque, si algo nos enseñó la película que da nombre a este post, con la venganza uno se queda muy a gusto pero, al final, nadie gana, todo el mundo sale perdiendo de un modo u otro.

   Quisiera terminar con dos conclusiones: ved la película si tenéis la mente lo suficientemente abierta y sentís ganas de matar cada quince minutos; y .... ¡¡qué a gusto me he quedado!! pero me he dado cuenta que necesito un bate de baseball con urgencia.

   Con cariño: Mercedes

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