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sábado, 29 de noviembre de 2014

Black Friday

   Como todos sabemos ya, por el empacho permanente de pelis americanas que vivimos, el pasado jueves, último de Noviembre, ha sido la fiesta de Acción de Gracias en EEUU; fiesta que, por más que busco, indago e investigo, no termino de entender en qué consiste más allá de que, porque unos colonos vestidos de negro hace algunos cientos de años se hicieron colegas de los indios, que todavía no sabían lo que se les estaba viniendo encima, cada año uno se junta con decenas de parientes que le caen bastante mal para jartarse a comer pavo, una cosa que se llama relleno pero que no está rellenando nada, una misteriosa gelatina roja que nadie prueba nunca, y posteriormente se regaña con la familia a la que no se vuelve a ver hasta el año siguiente... estas conclusiones las he alcanzado tras el visionado de horas y horas de series yankees, pelis y algún que otro telediario donde sale Obama indultando un pavo. 

   De momento no parece que vayamos a adoptar esa tradición (aunque yo no me quedo tranquila todavía), pero la que sí hemos adoptado ha sido la del black friday, que viene siendo básicamente que en EEUU, al día siguiente de Acción de Gracias, se conoce que para olvidar el disgusto de la cena del día anterior, o para bajar el pavo, todo el mundo se va de compras y se hace el mayor desembolso de dinero de toda la campaña de Navidad, de manera que los comercios pasan de estar en números rojos a negros otra vez, de ahí el nombre de black friday.... aunque me parece un acierto que no se traduzca, a mí me daría miedito ir al viernes negro, ¡¡nada bueno puede salir de ahí!!.


   Pues resulta que El Corte Inglés y sus malvados esbirros han cogido esta tradición desde hace tres años, no más, y prometiendo unas ofertas de escándalo y una oportunidad única para ahorrarnos millones de euros, promocionan el black friday con el fin de que nos volvamos locos y salgamos a gastar como si no hubiera un mañana, ¡pero esto no es todo!, resulta que estos genios al servicio del mal han convertido el black friday en cuatro días.... ¡¡cuatro días enteros!!. Yo es que con esto ya no puedo, vamos a ver, es que parecemos tontos en este país, como tenemos pocas fiestas propias, cada fiesta extranjera, preferiblemente yankee, que se nos cruza por delante, la adoptamos como si de un desvalido perrito callejero se tratase. Así que yo, con todos mis principios patrios por montera.... me fui de black friday


   A ver, que no era la intención inicial. Yo había quedado a comer con María y Mª José cerquita del centro comercial y, con la que estaba cayendo, no íbamos a andar por la calle y estábamos tan a gustito que decidimos ver cuan maravillosas eran las ofertas del famoso black friday

   Para empezar, se rumoreaba que en tooodas las tiendas del centro comercial había un descuento automático del 20% en todo, pero luego resulta que la letra pequeña está ahí y no es así: en todas hacen alguna oferta pero no en todos los productos, y el porcentaje... eso ya es otra cuestión; el caso es que un 20% es muy buen descuento si te compras un abrigo de 100€ o más, pero para una camiseta de 12€... la verdad es que no es para tanto. Pero hay que ver lo que es el ser humano, aunque te rebajen una cosa 2€ ya sales hinchada como un palomo y con la sensación de que has pillado el chollo de tu vida y que has sido más lista que todos los directivos de Inditex juntos. 

   El centro comercial ayer estaba hasta la bandera, las tiendas llenitas de gente, colas en los probadores, colas en las cajas, la ropa tirada por todas partes, las tallas... escasas, los dependientes desaparecidos en combate y con bastante mal humor (teniendo en cuenta que se ha ampliado el horario de las tiendas hasta las doce de la noche estos días, puedo imaginar por qué), niños correteando aburridos por todas partes, los padres chillándoles, codazos en tiendas y pasillos, cuarto de hora para pagar un triste bolso, encontrar una chaqueta ideal y que se queda a un precio estupendo con el 20% y descubrir que esa no entra en la oferta.......... Más que una tarde de compras con las amigas ¡aquello parecía Vietnam!. No obstante nos recorrimos todas las tiendas, miramos cada producto con tanto interés que parecía que estábamos tasando un Van Gogh, lo dimos todo y acabamos con las cabezas como tres bombos y las lumbares molidas, yo creo que en todo el rato que estuvimos paseando por las tiendas, cubrimos el equivalente a un par de etapas del Camino de Santiago. Ahora... ¡¡nos divertimos un montón!!. 

   Mi conclusión es que, al igual que muchas tradiciones extranjeras que adoptamos tontamente, el black friday es un camelo pero seguimos picando porque al español, lo que realmente le mueve, es el consumo desmedido y sin sentido. Conmigo que no vuelvan a contar, me niego a seguir más costumbres americanas que no van nada conmigo, me parece una soberana estupidez. Así que cuando termine este post en mi blog, me pondré mis jeans y mis hunters (que está lloviendo), iré al Mc Donald's a cenar un Big Mac con Coca-Cola, de postre un Sundae con chocolate caliente, y quizás me vaya al cine a ver la última de Denzel Washington con palomitas y M&M's, eso sí, que si no, no la disfruto igual, y tempranito a acostar que mañana hay maratón de Friends y CSI... ¡pero ni una sola americanada más, hombre ya!. 

   Con cariño: Mercedes

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