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domingo, 17 de mayo de 2015

¿Cuando era joven?... ¿perdona?

   Hoy he vivido en carne propia el dicho ese de "una de cal y seis de arena" (la de arena es la mala, ¿no?)...

   Salgo de una comunión y, en un lateral de la iglesia, uno de los fotógrafos me mira y me pregunta: "perdona, ¿tú has sido modelo?", con una dosis razonable de fría sorpresa y conteniéndome las ganas de abrazarle gritando "¡¡graciasgraciasgraciassssss...!!", le respondo que no.... si es un fotógrafo quien lo piensa habrá que hacerle caso, se supone que entiende del tema.... el amabilísimo señor insiste: "¿en serio? es que te veo con una elegancia natural que no es muy común", yo ya al borde del llanto emocionado le repito que no, que nunca he sido modelo, y él vuelve con la frase más inoportuna de la historia de las frases inoportunas: "pues es que según te he visto andar he pensado: esta chica debió ser modelo de joven".............. "¿¡CÓMO DE JOVEN!?"................... "a los dieciocho años o así"..............


   La cuestión es, ¿¿qué edad pensaba el muy cegato que tengo?? y en caso de que aparente mi edad real (que creo que no... espero que no... Dios mío, si existes ¡que no aparente mi edad real!) ¿se supone que no soy joven? si a los treinta y pocos no soy joven ¿qué soy? porque vieja, lo que se dice vieja, no me siento. 

   Hace poco he declarado la guerra abierta a una zapatería por un comentario similar: comentando con la dependienta (dudo que le hubieran terminado de salir todos los dientes definitivos) que la mayoría de los zapatos tienen un tacón desmesurado y que yo aguanto muy mal los tacones altos, va y me responde con todo su juvenil desparpajo: "sí que es verdad, pero es que es el tipo de zapatos que llevamos las jóvenes, y claro, no os van muy bien a las que....................... tenéis más de treinta" el momento de duda vino porque vio cómo se me cambiaba el gesto de cliente-amable en demonio-asesino-a-punto-de-saltar-sobre-tu-yugular-como-termines-esa-frase-como-creo-que-la-vas-a-terminar. No he vuelto ni pienso volver.


   ¡Por cierto! no he aguantado los tacones altos nunca, ni a mis dieciocho ni a mis veinte ni NUNCA... y creo que la mayoría de "jóvenes" que los llevan andan como cigüeñas epilépticas y, a sus treinta, habrá que amputarles de uno a tres dedos de cada pie... en caso de que no se hayan caído y desnucado antes.


   El caso: ¿se supone que a los treinta ya no se es joven? porque estamos en un momento en que a personas de cincuenta, de sesenta e incluso de setenta se les considera jóvenes porque, sencillamente, lo son. Se cuidan física e intelectualmente, se quieren, se mantienen activos, se relacionan y tienen muchos motivos por los que vivir e ilusionarse. Entonces, ¿qué pasa en ese periodo entre los "maravillosos" veinte y los "serenos" cuarenta?, ¿entramos en una especie de limbo temporal inclasificable?.

   Pues me niego. No pienso permitir a nadie que me haga sentir ni por un momento que no soy joven o que no estoy en los mejores años de mi vida: en mi adolescencia era una cosa bastante sin gracia, un manojo de inseguridades, me daba vergüenza casi todo y la moda de los noventa no era, precisamente, favorecedora; mis veinte fueron una etapa de muchos cambios, la mayoría por causas ajenas a mi voluntad, y me los pasé buscándome en todos los sentidos. 


   Es ahora, en mis treinta (y...) cuando estoy tranquila, cuando tras meses de dieta me miro en el espejo y me dan ganas de besarme por el cuerpo, no que la madre naturaleza ha tenido a bien concederme, sino que me he currado a base de fuerza de voluntad, aunque no se parezca en nada al de Giselle Bundchen. Es ahora, cuando sólo me rodeo de quien me aporta cosas positivas y me alejo, sin necesidad de disimular, de quien tiene una personalidad tóxica o, simplemente, no me cae bien. Es ahora cuando me puedo mostrar natural con todo el mundo, bailar a tope y cantar a gritos en un bar si me gusta la canción, hacer un comentario lapidario de los míos si me lo ponen a huevo, o vestirme con lo que me apetezca porque me importa bien poco (o nada) la aprobación de los demás, cuánto menos de los desconocidos. Es ahora cuando, si un hombre (decir chico a partir de los treinta, queda rarito) se me acerca, no pienso que es demasiado bueno para mí o que no lo merezco, y si no va la cosa como a mí me parece que debe ir, es ahora cuando le puedo mandar a hacer puñetas con todas las letras y no pensar que era demasiado bueno para mí, sino que YO soy demasiada mujer para él y que es él quien se lo pierde, porque es ahora cuando sé que mi felicidad no depende de terceras personas sino de mí misma. Es ahora cuando de cada varapalo que me da la vida, saco un aprendizaje y me hago más sabia en lugar de deprimirme porque el mundo es un lugar cruel y yo soy la más desgraciada de las criaturas. Es ahora cuando, si no me apetece hacer algo, simplemente no lo hago, sin importarme quedar bien, mal o regular delante de nadie....... Es ahora cuando me siento LIBRE...... es ahora cuando me gusta estar en mi piel.


   Así que ¿joven?... perdona dependienta de zapatería/Zara/tienda-que.contrata-adolescentes-porque-son-monas, no fue a los diecitantos ni a los veinte cuando me he sentido verdaderamente joven, ¡¡es ahora!! y espero que me dure hasta que me muera hecha una verdadera uva pasa e importándome lo mismo que ahora lo que piensen los demás de mí.

   Con cariño: Mercedes

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